¡Ferran, el Stephen Curry del fútbol!…
El destino le indicó a Ferran Torres que debía poner su capa de héroe y salir al rescate como si fuera el mismísimo Batman con botas de tacos. ¿El motivo? Hansi Flick le dio la misión imposible de remontar un 0-2 después de que Lewandowski se fueran de baja. Todo iba cuesta arriba, como si intentaras subir el Everest montado en un triciclo. Pero nuestro protagonista no se achicó y se enfrentó a sus rivales como si fuera el David enfrentándose a un ejército de Goliats.
Con la destreza de un mago de circo, Ferran empezó a distraer al Inter como quien hace desaparecer un conejo. Tres intentos fueron necesarios para conseguir que el balón entrara en la red, cual novio colérico queriendo entrar al escaparte el primer vestido de novia que le gusta. La jugada se hiló con un pase celestial de Pedri que fue hacia las nubes a recogerlo con cabeza Raphinha. Allí estaba Ferran, listo para cazar el balón y convertirlo en el tesoro perdido de El Dorado, poniendo el 2-2.
Más que un simple gol, Ferran dejó caer su doble indirecta: con el gesto de Stephen Curry, mandó a la cama a los críticos del Barça, cual niñera con vara mágica. Además, le dio las gracias al entrenador en un acto de pura amistad futbolística. En resumen, Ferran logró una noche digna de contar en una serie de dibujos animados: triunfando, agradecido y con 19 goles estrenando al mundo su pasión y determinación.