Flick y el arte de renovar en fascículos…

El planeta fútbol está más revuelto que el vestuario del Barça cuando pierden en el minuto 92’… ¡Pero tranquilos, culés! Hansi Flick, el señor de bigote invisible y mirada sabia, ha decidido seguir dirigiendo ese escuadrón blaugrana una temporada más. ¿Por qué no dos, dices tú? Ah, querido lector, porque Flick es el Houdini de los entrenadores: firma contrato por fascículos. Eso sí, no saca la pluma hasta que termine la temporada, no vaya a ser que se despisten persiguiendo un triplete como si fueran don Quijote tras el molino de viento.

La situación económica del Barça está tan ajustada que ni su mayor fan usaría el elástico del pantalón. Sin ‘Fair Play’ y con las arcas en modo «llama después del pitido», hay más posibilidades de encontrar una camiseta del Madrid en la sede blaugrana que renovar ahora mismo a Flick. Mientras tanto, Laporta trata de vender palcos VIP en el Camp Nou más rápido que un abuelo vendiendo décimos de lotería. Los bancos dicen que Limak, la constructora, terminará los dichosos palcos antes del 30 de junio… pero esto huele más a promesas de abuela cuando te dice que el cocido ya está casi, casi listo.

No te preocupes por las elecciones del club, que hasta los rivales más feroces de Laporta tienen claro que Flick es una máquina de ganar trofeos, capaz de encontrar petróleo en mitad del estadio si hace falta. Así que, aunque Flick firme contrato más corto que un regate de Messi, los cimientos del ‘Dream Team 2.0’ están asegurados. Como dijo el sabio Hansi, «un año a la vez, como si fuéramos un examen final, y así es como todo el mundo está feliz, menos los rivales, claro».