¿El nuevo Schrödinger del fútbol?…
Hansi Flick, ese entrenador que llegó del frío alemán a calentar la tribuna del Barcelona, sigue dejando al personal tan desconcertado como un gato en una caja. Su metamorfosis va más allá del fútbol, y ahora se ha convertido en un experto en arrancar aplausos mientras guiña el ojo a la afición culé y lanza miraditas al Real Madrid.
Esta vez, con el partido ante Osasuna a la vuelta de la esquina, Flick tiene una alineación que parece más un dominó de piezas descolgadas que un once titular. Sin Cubarsí, Araújo ni Raphinha en plena forma, su táctica parece más un «a ver qué pasa» que un plan maestro. Como buen popcornista de sala de prensa, Flick se queja del desgaste de sus jugadores, pero lo hace con tal gracia que nos recuerda a una obra de teatro de enredos.
Sin embargo, como buen guión de misterio, la trama del Barça se complica. Mientras Flick navega entre quejas y cumplidos, el debate sobre el descanso de los jugadores sigue en pie. En este culebrón futbolístico, Flick mueve sus fichas y deja la audiencia en suspense como un Houdini del fútbol, regalándonos una temporada en la que hasta el gato de Schrödinger se quedaría perplejo.