Flick convierte al Barça en una sinfonía ganadora…

En esta columna, normalmente repartimos más caña que un carnaval en Río, pero ¡no hay manera de encontrar un fallo en Hansi Flick! Este alemán no es un entrenador, ¡es un mago con varita oculta entre las botas! Parece que tiene más paciencia que un terapeuta de gatos y ha hecho que la ‘Flickmanía’ aterrice en Barcelona como un OVNI lleno de churros. En septiembre, querían mandarle al congelador por tener un temple digno del Capitán América. Hoy, hasta los canguros australianos intentan imitar su estilo «frío pero fabuloso».

Nuestro amigo Flick ha sido un paraguas humano para proteger a los jóvenes y nerviosos talentos del escuadrón azulgrana. Mientras el presidente Laporta paseaba por el filo de la navaja con destreza digna de un circo, Flick se multiplicaba por quince e incluso tenía tiempo para evitar que todo explotara como una telenovela. Ordenó el Barça como si estuviera ensamblando un mueble sueco en plena tormenta, demostrando que es posible convertir el caos en armonía si abres el manual de instrucciones con calma.

Al final, en honor a su Düsseldorf dus-forma de ver el fútbol, hay que reconocer que Flick ha devuelto la música a un Barcelona que tocaba el tambor sobre una sola cuerda. Sin su dirección, nada de esta gozadera blaugrana habría sido posible. El Barça ha resurgido de las cenizas como un ave fenix con chándal, gracias al dulce concierto de Flick y su banda de prodigios. ¡Bravo, maestro del balón y del orden táctico! 🎶⚽