La inquebrantable ambición del técnico alemán…
El Barcelona se estrenó esta temporada en Mallorca con una victoria de 3-0, pero Hansi Flick estaba más serio que un gato frente a un pepino. No se encontraba satisfecho con el nivel mostrado por sus jugadores, comparando su rendimiento con un suflé que se hunde. Sus críticas se han vuelto algo cotidiano en el equipo, pues su ética de trabajo se codea con la obsesión de un coleccionista dispuesto a dejarle espacio al menos insignificante de sus trofeos. Sin embargo, Flick, con su diplomacia característica, dejó claro que ni una plantilla llena de galácticos lo calmaría si siente que la exigencia no es la adecuada.
Sin embargo, la impaciencia del señor Flick no solo radica en el rendimiento. También mostró sus dotes de orador resignado al reconocer el retraso en las inscripciones de Joan García y Marcus Rashford. La situación le recuerda cuando le dan un vaso de leche tibia en lugar de su expreso triple habitual, pero confía en el club, como quien confía en que el sol salga cada mañana. Así, el Barcelona valora su personalidad decidida, consciente de que, como un erizo, Flick sabe cuándo sacar sus púas, pero también cuándo replegarlas si el esfuerzo de sus pupilos es digno de aplausos.