De naufragio a equipo imparable…

El 29 de mayo de 2024 es el nuevo día sagrado en el calendario del Barça. A las 13:30 horas, cuando el sol brillaba y los pájaros trinaban, Hansi Flick aterrizaba en la ciudad condal, como un superhéroe teutón con capa y bigote (aunque sin capa ni bigote, claro). El tío llegó, firmó para dos años, y lo único que trajo fue el viento inspirador de Alemania y un Dani Olmo más reluciente que la Estrella de la Muerte. Doce meses después, este célebre mago de la pelota ha transformado al Barça en una nave espacial que surca la Champions con la velocidad del Halcón Milenario.

Hansi dijo que apostaría por los jóvenes de La Masía y lo hizo. Tan encantado estaba el hombre con los chavalines que hablaba de ellos como si fueran deidades del Olimpo. Así, Marc Bernal y Marc Casadó se convirtieron en héroes juveniles al más puro estilo de los Vengadores. Tres trofeos levantados más tarde (LaLiga, Copa y Supercopa), el Barça es un león en jaula de campeonato, aunque se quedó a un centímetro de la final de la Champions, cayendo con honores frente al Inter. Todo esto mientras Flick se preocupaba más por la puntualidad que el juez en la final olímpica de tiro al plato.

El Barça cambió más rápido que un fichaje revulsivo cuando Flick pasó a ser el ‘Dr. Dolittle’ de la plantilla culé. ¡Qué tío más dialogante! Convirtió a Lewandowski en un súper robot del gol más fino que un reloj suizo y a Pedri en un fenómeno canario que dejó en shock a más de uno con sus jugadas. Por si fuera poco, firmó con la directiva culé hasta 2027, alargando el cuento de hadas. El final feliz para todos los barcelonistas: Hansi Flick, la leyenda viviente, ha subido al panteón blaugrana con un sonoro «¡Visca el Barça y Visca Cataluña! ¿Ok?».