Una semifinal que parece una final…

¡Atención fanaticada del fútbol! Hansi Flick, el estratega con más serenidad que un sabio monje tibetano, nos ha dejado con una frase para el recuerdo: «Es una final antes de la final». Con este nivel de dramatismo, cualquiera pensaría que hablamos del desenlace de una telenovela. Todo esto ocurre mientras el Barcelona parece un navío vikingo, valiente e increíble, pero a veces encalla, como cuando se quedó atrás 2-0 contra el Inter en el partido de ida de la semifinal de Champions. Nada mal para una tarde de emociones intensas.

En el intermedio del torneo, Flick ha alabado tanto a su estrella Lamine Yamal que pensaríamos que es una joya fabricada por los humanos en colaboración con alienígenas de otro planeta futbolístico. Al joven Lamini lo describen como un talento que aparece una vez cada medio siglo. Esto hace que uno se pregunte si la próxima gran estrella surgirá cuando estemos conduciendo autos voladores o viviendo en Marte. ¡El muchacho es especial, como un superhéroe en pantalones cortos!

Eso sí, el equipo sigue preocupado por la situación de Koundé y otros jugadores descuidados del campo de batalla. Porque, aunque Flick trate el tema de las lesiones con la misma calma que une el bordado en un cojín, todos esperan que el personal médico resuelva el misterio como si de detectives se tratara. Y así sigue la odisea, donde las jugadas a balón parado del Inter tienen tanto peligro como un tiburón en una piscina infantil. ¡Vamos, que esperamos con ansias la vuelta o el desenlace de esta epopeya moderna!