Entrenador en apuros entre calderos y pelotas…
El Inter está en un lío tan grande que hasta una trama de Harry Potter parecería simple. El equipo pasa por el peor momento de la temporada justo cuando más necesitan un poco de esa poción mágica que usaban los estudiantes de Hogwarts. Pero, ¡atención! Este martes es el turno de viajar a Barcelona para un duelo contra el equipo blaugrana en la Champions, como quien va a retar a un dragón en Montjuïc. Desde el Meazza, al estilo Merlín moderno, Inzaghi susurra hechizos de confianza: «Respetamos al Barcelona, ¡pero sin miedo!
Los brujos del Inter no han podido hacer magia en los tres últimos partidos, perdiendo sin marcar goles como si fuera una maldición gitana. Enfrentarse al Bolonia, Roma, y un Milan con más chispa que varita, ha sido un camino lleno de penurias. De soñar con el Triplete a quedarse con el cero patatero: Inzaghi y su equipo parecen un grupo de chavales que se dejó el libro de hechizos en casa. Desde Piacenza, Simone suspira al estilo Shakespeare pensando en cómo salir de esta poción espesa de derrotas.
«Tenemos que dejar de ser niños perdidos y volver a ser el ejército de Gryffindor», reflexionaba Inzaghi, ejerciendo de Dumbledore del fútbol. Mientras el mal de ojo parece rondar a su jugador Pavard con un tobillo torcido, Inzaghi intenta encajar todas las piezas del puzle al estilo Tetris. Y entre sudores y pelotas, recuerda: «Hoy la afición ha entendido lo que están haciendo los chicos esta temporada», concluyendo como si fuera su última carta en monopatín mágico. ¡Que empiece el duelo en Montjuïc!