El Periquito se convierte en Culé…
La gran telenovela de «Joan García, el Despedido» ha llegado a su último capítulo. Mientras el mundo del fútbol se sienta con palomitas a esperar que el Barcelona invoque esa mítica cláusula, los fans del Espanyol se preparan para ver cómo su portero favorito cambia de camiseta. Cuentan las malas lenguas que quizá el mismísimo Spielberg esté detrás del guion de su despedida, para convertir este evento en el blockbuster del año. La grada del Espanyol, con las emociones a flor de piel y quizá un poco de humo saliendo por las orejas al más puro estilo dibujo animado, está atenta a cada movimiento de Joan, esperando que más que un portazo, se despida con una reverencia.
El Espanyol, mientras tanto, parece estar en modo zen, rollo «yo paso de este drama». Como si el fichaje de Joan por su eterno rival no fuera gran cosa, dejan que el protagonista del lío sea él. Con lo de TikTok, Twitter, y quién sabe qué otras redes de jóvenes, García podría organizar un espectáculo digno de Las Vegas, deslumbrando a sus seguidores antes de que el temporizador marque cero y se encamine al eterno rival con más historias en las redes sociales que el Agente 007.
Dicen que Joan, un tipo tan agradecido que incluso hasta le da las gracias al semáforo por ser verde, siente una mezcla brutal de orgullo y nostalgia. No es para menos: está a punto de marcar el golazo de su vida o, quién sabe, meter un autogol emocional. Con las expectativas más altas que un centro de Ronaldo, nos preguntamos si acabará llorando con más drama que un actor de culebrón mexicano, o si soltará una última carcajada antes de vestirse de azulgrana. Pase lo que pase, seguro que será digno de una ovación de película.