Un francés indomable en la Copa del Rey…

¿Quién necesita un superhéroe cuando se tiene a Jules Koundé en el campo? Este francés, que parece haber nacido con un pie en el Barça y el otro en la historia, decidió que la final de la Copa del Rey debía ser una película de acción protagonizada por él. Con un golazo que podría despedir a un cohete a la luna, hizo que el Camp Nou estallara de alegría, asegurando el segundo título de la temporada para los culés y convirtiendo a Hansi Flick en el hombre más relajado al sur de los Pirineos.

Imagínate la escena: Brahim como si fuera un turista despistado, perdiendo el balón frente a un Koundé que se adelanta más rápido que un guepardo con hambre. Luego, una zancada mortal, un control que ni el más hábil malabarista del Circo del Sol podría imitar, y un disparo tan preciso que la habilidad de Modric queda en segundo plano. Dicen que el balón rozó el espacio-tiempo antes de besar la red. Al final, el rugido del público podría haber asustado a un dragón dormido, incluso Lamine, boquiabierto, miraba como si hubiera visto un unicornio en botas de fútbol.

Tras la victoria, Koundé parecía más feliz que un niño en una tienda de chuches. Con el triplete a la vista, advirtió que, aunque el partido se complicó como un Sudoku de nivel dios, los culés todavía tienen hambre de más. Entre bailes y chistes sobre madridistas perdidos en ‘La Cartuja’, el ex del Sevilla ya planea conquistar Europa como quien planea un picnic el fin de semana. Si sigue así, en vez de capa y escudo, le daremos una camiseta con ‘SuperKoundé’.