El Barça gana donde ni el GPS llega…

LaLiga es como una paella gigante: ¡no se cocina sola! Nuestro querido Barça parece haber hecho un curso acelerado de chef repostero, porque últimamente solo remonta más que una marea alta en Barcelona. Esta vez le tocó estrenar una remontada contra el Valladolid, un equipo tan descendido que ya ha tenido tres veranos en el Caribe. Flick, al que solo falta ver en la siguiente película de superhéroes, usó su batallón revulsivo encabezado por Lamine, Raphinha y De Jong para sacar las castañas del fuego. ¡Vamos, que jugando al despiste de inicio es complicado ganar, eh!

Si pensamos que Raphinha es como el abridor de botes que nunca falla, ¡estamos en lo cierto! Ya lleva 16 goles, lo que es como llenar todo un álbum de cromos de la Panini. Contra el Celta ya le habíamos nombrado Salvador, y en Pucela ha certificado su título. No sería raro ver a Raphinha pidiendo la custodia de LaLiga como si fuera un hijo perdido. Eso sí, el Barça suma victorias apuradas donde el almíbar de los tres puntos escasea. Tal vez Raphinha se haya matriculado en «Escuela para superhéroes quelalían».

Nuestro keeper Ter Stegen, que paró de todo menos las ventosidades del césped, se asoma a las estrellas… pero del Zorrilla todavía sacamos una vez más el gol de oro. El Barcelonismo inginiera un épico acto circense cuando Dani Rodríguez se dislocó el hombro en el debut: ¡aún así no dejó de jugar con el ánimo del que arma una fiesta sorpresa! Y pobre Gavi, que ya no va a querer volver a pisar Pucela ni con chancletas con GPS. ¿Barça de remontadas? ¡Claro que sí! El equipo ha encontrado su hobby favorito, justo después de coleccionar cromos de héroes anónimos.