El Barça, entre rotaciones y destinos dorados…
En un mundo donde los futbolistas coleccionan trofeos igual que chuches, Lamine Yamal busca su momento Kodak para ganar el Balón de Oro. Porque qué mejor manera de ser recordado que con una foto espectacular saltando como un canguro con muelles y marcando el gol de la temporada. Quintana, con más clarividencia que un adivino en la feria, asegura que Lamine necesita su propia postal legendaria, como ese golazo que le marcó a Francia, más épico que un duelo de espadas láser en una ópera espacial.
Mientras tanto, el Barça prepara su visita al Borussia Dortmund como si fueran turistas en busca de aventuras en un bosque tenebroso, defendiendo la montaña de goles que consiguieron en el Camp Nou. El mítico Miguel Quintana radiografía al Barça con pericia de científico loco, sugiriendo jugar al Tetris con las alineaciones. Ferran Torres y Gerard Martín podrían entrar al juego, como si fueran rescatistas aventureros listos para salvar el día. Pero ojo, que Pedri va destrozando rivales como si en lugar de botas tuviera tractores en los pies.
En la Champions, el Barça está más emocionado que un niño con zapatos nuevos. Los atenuantes: el PSG, el Inter, y sus estrategias de contragolpe disfrazadas de torpedos. Quintana menciona que, a menos que un agujero negro trague todo, el Barça tiene más posibilidades de ganar que un gato en un campo de ratones. Eso sí, vigilando constantemente el peligro latente de equipos que podrían convertir el Camp Nou en una montaña rusa de emociones.