Solo él puede convertir San Siro en una fiesta…

En la República Independiente de Can Barça, donde los goles son más comunes que las ganas de hacer deberes un domingo, se enfrentaba a los campeones de los ‘anticuatroques’ del Inter de Milán. Sonaba la música de combate y, en menos de lo que canta un gallo, ya iban perdiendo 0-2. Pero, ¡qué demonios! ¡Había tiempo para un café, unas cañas y un remontar épico que haría sonrojar al mismísimo Júpiter!

Por algún extraño conjuro salido directamente del manual secreto de Harry Potter, Lamine Yamal se transformó en la pesadilla automotriz del Inter. Jugaba con tal soltura que parecía que había un triple de él en el campo, uno por cada casilla del tablero y dejaba a los italianos buscando su dignidad como si fueran llaves perdidas en el sofá. ¡Ah, y qué golazo! Su tiro al estilo Jordan dejó a todos preguntándose si era humano o una creación del Dr. Escenario Apocalíptico F.C. Barcelona, ese mago que tiene titanes en vez de jugadores.

Dijo Lamine, «no temo ni a mi propia sombra ni a mi peluquero después de un mal corte». No son solo palabras, porque se lanzó a por todas, dejando al Inter como quien intenta vencer a un dragón armado con un matamoscas. Ahora, San Siro acogerá el duelo final, donde los italianos intentarán no sólo ganar el partido, sino recordar cómo era eso del ataque bajo el peso de Lamine «el Irrespetuoso”. ¡Las apuestas están abiertas!