El Show de Montjuïc y los Fantasmas del Pasado…
En Barcelona, donde una vez caminó un elusivo elfo argentino conocido como Leo Messi, ahora corre el jovencísimo Lamine Yamal, causando más pavor que encontrarse un fantasma detrás de la puerta del baño. Este nuevo fenómeno ha resucitado más partidos del Barça que un entrenador levantando una ceja en el banquillo. Los defensas oponen tanta resistencia como una silla de camping en medio de un huracán. Está claro, Lamine es la nueva estrella que hace temer a los rivales y aplaudir a los hinchas.
Con tan solo 17 años y ya lo comparan con un hechicero del balón. Haaraaland, sí, ese gigante noruego, se quedó boquiabierto viendo cómo el chaval ponía el partido en sus botas y lo llevó al empate como quien carga con la compra del mes. El público se debate entre aplaudir o directamente pasarse al Barça solo para disfrutar de este joven mago del fútbol. Rumores de que traerán un Balón de Oro solo para echarse partiditas con él son cada vez más persistentes.
Y es que, si hablamos de Raphinha y su misil teledirigido que dejó a Sommer más confundido que un mapa de metro, hay un nuevo debate en Can Barça: ¿a quién darle el Balón de Oro? En un giro digno de una telenovela de sobremesa, el club tiene que elegir a su paladín. Pero lo que sí sabemos es que Lamine y Raphinha, juntos, aseguran espectáculo de aquí a Plutón. Eso sí, que no se olvide la lección: en fútbol, nadie tiene nada asegurado hasta que el árbitro pita el final. ¡Dumfries, el pepino, que se lo pregunten si no!