Cuando la pelota se convierte en arte…

Lamine Yamal ha demostrado una vez más que sus pies no solo juegan al fútbol, sino que pintan obras maestras. En el reciente partido contra el Benfica, el joven artista del balón se deleitó creando otra de sus firmadas obras que dejó boquiabiertos, incluyendo a su sorprendido portero rival. Fue una noche mágica para Lamine, comenzando con un «intento de chute» que se convirtió en asistencia a Raphinha, cual Bob Ross improvisando un paisaje.

El gol de Lamine podría colgarse en el Louvre. Después de driblar con el pincel de sus botas por la banda derecha, dejó atrás a tres jugadores portugueses con más giros que un artista de circo. Finalmente, culminó con una rosca que desafió las leyes de la física, entrando por la mismísima escuadra. Todo un déjà vu de su golazo en la Eurocopa que dejó a la selección francesa preguntándose si el chico ilusorio era real o producto de CGI.

Con su récord de jovenzuelo precoz bajo el brazo, Yamal sigue coleccionando hazañas en el fútbol como quien colecciona imanes de nevera. Aunque en la liga se ha tomado un respiro desde el último Clásico, todo apunta a que planea un nuevo acto de magia para el próximo partido contra el Atlético. Sea como sea, este chaval tiene más futuro que la bola de cristal.