Un partido de cómic con salchichón de Champions…

Ay, el fútbol, este deporte que decían algunos estaba tan muerto como una momia de faraón, acaba de tener más vida que una fiesta de pueblo en agosto. Nos regaló 210 minutos de adrenalina pura entre el Barça y el Inter, con tanto gol, remontada y paradón que el gordito de la esquina se quedó pulido de tan solo verlos. ¿El Barça no estará en la final? Pues nada, pero este año nos llevamos emociones para llenar un camión.

Hablemos de Lamine Yamal, nuestro pequeñín español que se las arregla para parecer un superhéroe cada vez que toca el balón. El chaval pidió balones como si estuviera en una tienda de golosinas, pero el malvado portero suizo, Sommer, se los negó con tres paradas dignas de tener su propio museo de cera en Múnich. Mientras tanto, el Barça sigue buscando señoritas para bailar en el próximo campeonato, pero con Yamal, la pista siempre estará lista.

Y no se olviden de Gerard Martín, que estaba más descartado que chicle mascado, y acabó dando asistencias cual maestro pastelero repartiendo merengue. Su actuación merece al menos una tarta de celebración. Todo mientras Inzaghi lograba que su equipo pareciera un autobús italiano de esos que van más llenos de lo permitido. El Inter encontró su boleto dorado y ya tienen reservada una Champions. ¿Será esta o aún toca esperar?