Euforia en 4 ruedas tras el 4-0…
Imaginen la escena: Joan Laporta en su coche, ventanilla abajo, como un DJ de discoteca ambulante, celebrando el 4-0 con la bocina como si estuviera en la final del Mundial de Bocinas. ‘¡Bien!’, gritó, como si hubiera encontrado el último sobre dorado de la fábrica de chocolate. Los aficionados del Barcelona salieron del Olímpico de Montjuïc más eufóricos que un niño con zapatos nuevos tras esta goleada de proporciones épicas.
Los azulgranas están dispuestos a tumbar a cualquier Borussia que se les cruce por delante como si fueran los Vengadores en misión secreta. La eliminatoria ya está más encarrilada que la montaña rusa más exitosa del parque de atracciones, solo falta certificarlo en Dortmund. Aunque Hansi Flick insiste en que los jugadores deben mantener los pies en la tierra, Laporta parece haber dejado sus zapatos volar en un mágico par de vueltas con el coche.
En la oficina, la vida de Laporta está convirtiéndose en un sudoku nivel experto con la inscripción de jugadores y el fair play financiero, pero en el campo, los resultados son para bailar la conga. La contratación de Flick ha sido un acierto mayor que un penalti bien lanzado, y todo el Camp Nou está dando brincos de alegría, aunque seguro que Laporta preferiría no tener que seguir haciendo volantes con los retrasos del Spotify Camp Nou.