El partido que sí se juega (¡en serio!)…

El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, llegó al Real Alcázar de Sevilla con la determinación de un héroe de cómic que lucha contra los villanos de última hora: «¡Se va a jugar!», sentenció con la energía de un árbitro heroico, dispuesto a sacar tarjeta roja al caos. Mientras, el Real Madrid, como un estudiante que olvida hacer los deberes, decidió ausentarse de la cena oficial previa a la gran final. Pero Louzán, cual Gandalf del fútbol, decidió calmar las aguas y no entrar en un debate arbitral bigger than life: «Este no es mi campo de batalla… hoy toca fiesta».

Armado con la sabiduría de un sensei y la paciencia de un profesor de matemáticas en un examen sorpresa, Louzán apeló a que la tranquilidad y la responsabilidad fueran los MVP de la noche. Con ánimos de un entrenador motivacional, aseguró haber charlado con el Real Madrid, recordándoles las reglas del juego: «He hablado con el Madrid, y más vale que abril les traiga sentido común. ¡Vamos a trabajar, que hay mucho que patear este año!».

Este discurso tipo «No me provocarán una tarjeta roja» dejó a los aficionados con un solo deseo: ¡fútbol, buen rollo y tapas sevillanas! Y así, Rafael Louzán dejó claro que, aunque los pasillos del Real Alcázar se llenaran de rumores, el fútbol reinará, como el solandero en las 12:00 del mediodía. «Tranquilidad, amigos del fútbol, que esto sigue y promete, ¡mañana toca ver un partidazo!», concluyó rodeado de micrófonos como un cantante de pop-coreano en pleno concierto.