La fiesta mafiosa que bautizó sus 18 años…

El joven prodigio del fútbol, Lamine Yamal, ha celebrado su 18 cumpleaños con una fiesta digna de una película de gángsters, que hasta el Padrino envidiaría. Con un traje blanco tan resplandeciente que podría servir como faro en una noche oscura, Lamine decidió dar el salto a la adultez sintiéndose el jefe de una familia mafiosa. La velada transcurrió en una misteriosa finca, cuyo tejado seguro estaba cubierto de satélites espiando la reunión del siglo.

Con la creme de la creme musical presente—desde Bizarrap hasta Lola Índigo pasando por Quevedo—se asegura que la música fue tan variada que su playlist ahora es materia de estudio en conservatorios. No faltó un casino en el cual, quién sabe, quizá apostaron hasta a qué minuto llegaría la tarta. Lo más brillante del evento, por supuesto, fue el propio Lamine, cuyas joyas competían con las estrellas del cielo en brillo, y un bastón que bien podría hacerle parecer el James Bond del fútbol juvenil.

El evento concluyó con Lamine soplando las velas y abrazando su nuevo año, justo antes de que el mundo se quedara a oscuras en un dramático fundido a negro. Lo mejor de todo—esta fiesta con sabor a cine de mafiosos fue la noche antes de su revisión médica, mostrando que Yamal no solo desafía las leyes del campo de fútbol, sino también las de la naturaleza, al festejar hasta tarde y aún así estar listo para el entrenamiento. ¡Menuda figura! ¡Menuda jugada, Yamal!