Los culés llegan al Giuseppe Meazza…
Más de 4000 barcelonistas en busca de la paella perdida desembarcarán en Milán como si fueran turistas en busca del mejor gelato. Ni las pizzas ni las bicicletas del Tour han visto jamás semejante horda de camisetas azulgrana invadiendo las calles. La Champions League se juega este martes, y el Barça necesita más apoyo que un niño aprendiendo a montar en bici con ruedas de entrenamiento, ¡allá vamos cules!
El partido de ida en Montjuïc fue un festival de goles, un 3-3 digno de un partido de patio de colegio donde todo vale y los porteros piden el cambio. Con el pase a la final de Múnich colgando de un hilo de mozzarella, los culés confiarán en que Flick saque la varita mágica y convierta el Giuseppe Meazza en un Carnaval blaugrana. Los socios y socias culés, más los amantes peñistas, llenarán las gradas como si regalaran boletos para el concierto de Rosalía.
Pero lo mejor del espectáculo estará en el mosaico de banderas internacionales que se verán en las gradas. Con 158 grupos de fans, incluyendo efectivos polacos dignos del mejor despliegue del Mundial, los seguidores tiroleses y los peñistas catalanes convertirán el estadio de San Siro en el nuevo rincón del Camp Nou en Italia. ¿Y quién se lo perdería, cuando se trata de gritar «¡Viva el Barça!» en mil idiomas diferentes?