De la mosaica a telenovela futbolera…

Ah, el amor en el fútbol, ese sentimiento tan efímero como una dieta de Cristiano Ronaldo. El abrazo entre Messi y Laporta después de ganar la Copa del Rey en 2021 fue más fuerte que la defensa del Athletic. ¡Un 4-0 de manual, señores! Dos goles de Messi, un dúo digno de un tango con la pelota. Todo parecía de color de rosa, un despliegue de sonrisas y promesas que hasta el mismísimo Cupido envidiaría.

Pero, ¡oh, sorpresa! Lo que parecía un cuento de hadas se transformó en una serie dramática: ‘Cómo perder un astro en unas vacaciones de verano’. Laporta prometió renovar el contrato de Messi como uno promete no volver a comer chocolate el lunes. Sin embargo, el ‘Fair Play’ financiero era un ogro implacable que ni con la espada de Excalibur podía ser derrotado. Las lágrimas de Messi en su despedida dejaron a más de uno con un nudo en la garganta y resabios de cebolla en el aire.

Desde entonces, el romance Barça-Messi se hizo más esquivo que un golpep de chilena desde el centro del campo. Intentaron reunirlo como se intenta desperadamente recuperar el Wi-Fi durante un partido crucial, pero no hubo asunto resuelto. Messi miró al Barcelona, dio media vuelta y dijo: «¡Aquí está mi pasaporte, nos vamos a Miami!». Laporta quedó como el protagonista de una comedia romántica que insiste en que volverá a conquistar a su amor perdido… algún día.