El Clásico Escape de Bilbao…

¡Atención, terrícolas del fútbol! Tenemos ante nosotros uno de esos culebrones que ni el mejor guionista de telenovelas podría inventar. Nico Williams, nuestro héroe del Athletic, está en boca de todos. ¿Por qué? Bueno, parece que el Fútbol Club Barcelona andaba por ahí, armado con un maletín gigante de billetes, y ¡zas! lanzaron la oferta del siglo por nuestro muchacho. Con una cláusula de rescisión que parece sacada de un juego de Monopoly, Nico podría tener un cambio de aires que haría a Goku celoso de su teletransporte.

Mientras tanto, Joan García, otro jugador, ya inició su traición de película. Fue más rápido que un velociraptor corriendo detrás de una pelota de fútbol, dejando al Espanyol como susurradores de «¿Cómo pudo hacernos esto?». Pero retrocedamos a nuestro protagonista: algunos fans quieren que Nico permanezca fiel a su escudo, y otros entienden que persiga sus sueños como futbolista estrella. Después de todo, en el mundo del fútbol, el Barça promete más títulos que un programa de televenta.

¿Y qué hace Nico mientras tanto? Nada. Absolutamente nada. Como un ninja del silencio absoluto, el joven crack sigue haciendo jueguitos con la pelota y sin decir una sola palabra. La afición está dividida: algunos consideran su silencio como una traición silente, mientras que otros creen que debería ser nombrado el Dalai Lama del fútbol por su paz interior. Al final del día, la única certeza es que Williams está a punto de dar un paso que muchos seguirán con palomitas en la mano. ¡Que continúe el espectáculo, señores!