El misterio de la camiseta azulgrana…

En una trama digna de culebrón futbolístico, el Barcelona tiene entre manos un rompecabezas que ni el mismísimo Don Quijote se atrevería a resolver: el destino de Oriol Romeu. Después de una temporada a préstamo en el Girona, Romeu ha regresado al Camp Nou, donde el técnico Flick lo recibe con la calidez de un témpano de hielo en la Antártida. Flick, más difícil de descifrar que el Sudoku del domingo, planea una reunión inminente para decirle con sutileza germánica: «¡A buscar equipo, que aquí ya no cabes, chaval!»

A falta de la reunión oficial, la solución se intuye más complicada que encontrar Wally en un mar de rayas blancas y rojas. Romeu acaba contrato en un año, y la incógnita ahora es saber si Barcelona pagará la cuenta o si Romeu dejará alguna propina en forma de renuncia salarial. Este serial veraniego podría acabar menos épico de lo esperado, pero por ahora ¡que no falten las palomitas!

Al otro lado del ring, el Girona observa y espera pacientemente, como un gato ansioso por atrapar su ratón. Míchel le haría un altar si era necesario, deseando tenerlo de vuelta con sus colores. Cuentan las leyendas que, si no llega a un acuerdo antes de la gira asiática, lo buscarán hasta en las profundidades del Shinryu japonés. ¡Alguien que le pase la pizza a Romeu mientras decide!