El golazo de Lamine Yamal desata una fiesta paterna…

Imagina que estás en Montjuic y de repente, ¡zas! Lamine Yamal mete un gol que sería el mismísimo guion de una película de acción. En ese momento, la grada se convierte en un cumpleaños infantil: todos saltando, y entre ellos, el padre de Yamal, Mounir, que decide ser el payaso de la fiesta futbolística, tirando palomitas al aire como si fueran confeti.

Mientras el mundo del fútbol se arrodilla ante Lamine Yamal como si estuvieran recibiendo a un rey medieval, su padre Mounir se transforma en una mezcla de cheerleader y locutor de radio gritando «¡Ese es mi chico!» desde las alturas de Montjuic. Este hombre, que podría batir récords de decibelios, llevó las gradas a un nivel de entusiasmo comparable con el de un concierto de rock en el que todo el estadio canta a coro.

El golazo de Yamal fue como un trueno en un partido que podría haber sido dictado por Zeus en persona, ¡y solo tiene 17 años! Si sigue así, la próxima vez veremos a su padre organizando una comparsa en las gradas, con serpentinas y hasta un saxofonista, mientras los futbolistas del Inter se replantean si no era mejor dedicarse al ajedrez. ¡Montjuic nunca fue tan animado!