Valladolid recibe al Barça con música y pitidos…
Imaginen esto: el Real Valladolid decide recibir al Barcelona con un pasillo honorífico y en lugar de aplausos, ¡suenan trompetas desafinadas y pitos al ritmo de una polka! Fue todo un espectáculo jamás visto en el estadio José Zorrilla. Los pajaritos huyeron despavoridos y hasta el balón se quedó quieto unos segundos, pensando si debía también unirse a la protesta silenciosa. Aunque, en honor a la verdad, el Valladolid quería celebrar la victoria culé ante el Real Madrid por la Copa del Rey, a sus seguidores no les hizo ninguna gracia.
Mientras tanto, la afición pucelana coreaba lemas entre panfletos y pancartas que hablaban de la dichosa permanencia en Segunda División. Era como si intentaran sumar fuerzas para lanzar al equipo a Primera, pero en lugar de eso, parecía el casting de una película de protesta callejera. Ni los futbolistas del Barcelona, ni sus orejas, esperaban este curioso recibimiento, donde los únicos que aplaudieron fueron los ecos del estadio, que, después de tantas trompetas, merecían una siesta.
Cuando por fin el balón decidió participar, el Valladolid se olvidó de formalidades y metió gol en el minuto 6, como diciendo: «¡Aquí acaba la cortesía!». El Barça tenía la Liga a tiro de piedra para la semana siguiente, pero si pretendían más homenajes, sería mejor que fuesen a un concierto de música clásica. Sin duda, este partido pasará a la historia como «El día que las trompetas y los pitidos superaron al fútbol».