Gerard Piqué se siente incomprendido…

En un giro que ni las mejores telenovelas supieron predecir, Gerard Piqué se presentó en el juzgado con pañuelo en mano y lágrima en ojo, defendiendo que esas suculentas comisiones procedentes de Arabia Saudí eran más legales que un penalti bien pitado. Piqué aclaró que él siempre jugó para el equipo saudí, no para la RFEF. Nada de dobles camisetas por aquí, gente.

El exdefensa del Barcelona rindió tributo a su nombre y armó una defensa digna de un partido de Champions, negando rotundamente que la RFEF le hubiera pagado un euro. Se reafirmó en su papel de héroe incomprendido, sacando su lado más dramático al lamentar el daño a su reputación. Mientras tanto, el pañuelo hacía horas extra para secar sus lágrimas.

Para cerrar con broche de oro, Piqué dejó caer una perla digna de premio: en algún lugar del mundo, sería aclamado como un héroe por llenar las arcas de la RFEF. Pero en España, oh sorpresa, le espera una cita judicial. Una muestra, dijo entre sollozos, de ser un adelantado incomprendido en su propio tiempo y tierra.