Las vacaciones, el verdadero Mundial…

Imagina a nuestro héroe, Raphinha, aferrándose a su hamaca en São Paulo cual naufrago, mientras lanza un grito de libertad futbolística: «¡Es inaceptable no tener vacaciones!». El pobre gaúcho está más quemado que una tostada olvidada en la cocina. Y claro, mientras disfruta del sol brasileño, no puede evitar lanzarle un dardo envenenado al Mundial de Clubes desde su retiro veraniego. «¡Tres semanas son sagradas!», exclama, como si hablase de un partido decisivo de Champions.

Mientras en la Ciutat Esportiva Joan Gamper esperan con gorras hawaianas y collares de flores para recibir a los suyos el 13 de julio, Raphinha está convencido de que las vacaciones deberían ser un derecho fundamental de los futbolistas, al nivel del oxígeno o el agua. «Nos dijeron que teníamos que ir y punto», se queja, como si le hubieran negado lanzarse a una piscina de helado después de un partido intenso.

Y en medio de todo, dos valientes superhéroes del balón, Fede Valverde y Enzo Fernández, han jugado más partidos que episodios tiene Los Simpson. Más de 70 encuentros, y aún les queda energía para criticar al calendario tan lleno como una lonchera de viaje. El tema está muuuuuy caliente, señores, como un penalti en el último minuto.