Un trueque de roles en el Barcelona…
¡Atención, aficionados del fútbol y amantes de las sillas musicales! El FC Barcelona ha contratado a Rashford de la cantera de oro del Manchester United, pero ni por asomo como la primera opción. Como ese juguete que encuentras en el fondo de la caja de cereales porque la sorpresa buena ya la cogió tu hermano mayor, el club catalán no logró fichar ni a Nico ni a Luis Díaz. Así que decidieron traer al inglés que, por lo visto, no se llevaba nada bien ni con el entrenador, ni con el bromista de los desayunos en Inglaterra.
La llegada de Rashford se anuncia como un festival de sillas giratorias para Raphinha. Parece ser que el entrenador Flick no está jugando al Tetris con las alineaciones y piensa que nuestro simpático brasileño es un comodín. Pero, si alguien dice que Raphinha debe jugar fuera de la banda izquierda, seguramente tendrá tanto sentido como poner a un pájaro a correr la maratón. Raphinha ha sido parte del trío maravilla que llevó al Barça a reinar tanto en Liga como en Copa y cambiarlo sería como ponerle ruedas cuadradas a un Ferrari.
¿Y Rashford? Pues parece que viene como el primo que aparece en Navidad, dispuesto a aportar pero desde el banquillo, el lugar que, en teoría, ya se ha pintado con su nombre. Con el trío ofensivo intocable de Lewandowski, Raphinha y Lamine calentando el once inicial, Rashford tendrá que brillar como el rey de la fiesta sorpresa: estará ahí para dar respiro, pero no para liderar el baile. Así que, Flick, por favor, evita complicarte como el tío que intenta hacer malabares con sandías y limítate a mantener lo que ya funciona.