Las travesuras de la Casa Blanca…
Imagina que en lugar de un partido de fútbol, se esté gestando una telenovela de los dramones más chistosos en la sede del Real Madrid. La directiva merengue pensó en aparecer como un mago en la final de la Copa del Rey y desvanecerse justo antes del pitido inicial, todo ante el sorprendido público. Claro, eso después de una conferencia tan kilométrica que necesitarías un GPS para no perderte por el desierto de quejas arbitrales. Al final de la jornada, los merengues decidieron que no era momento para hacerse el Houdini del fútbol y acabaron descartando la idea de dar un portazo.
Según el artículo 77 de la RFEF (conocido entre futboleros como el ‘mátalos, pero sin rencor’), si el Madrid no se presentaba, le darían la Copa no a su esperado rival, el Barcelona, sino a la Real Sociedad, como si fuera la ganadora de un premio sorpresa. Es como esos concursos donde no ganas, pero te llevas un set de tazas por intentarlo. Y por supuesto, el Madrid también se quedaría zancado en casa viendo la Copa del Rey por televisión la próxima temporada, con una multa que varía más que el ánimo de un hincha viendo una tanda de penaltis.
Esto no solo habría irritado a los fans que hicieron su peregrinación a Sevilla con todo el entusiasmo de un hincha en busca del Santo Grial del fútbol. ¡Imagina el drama de devolver cada entrada! Mientras que las autoridades, incluidas las más influyentes de España, se quedarían con cara de poema sin estrenar. Y ahí es donde Su Majestad, el Rey, se vería condenado a usar la fecha en su calendario para ver telefilms. Tratar de explicar esta situación a los millones que observan el evento desde todos los rincones del planeta sería lo más cercano a intentar definir, sin Google, qué es el fuera de juego. En resumen, un gallinero futbolístico con más tramas que la mejor serie de televisión.