Lágrimas sobre el césped y sueños de golf…

¡Oh querido Szczesny! Al más puro estilo de un personaje de telenovela, el guardameta polaco del Barça se ha convertido en el santo patrón de las lágrimas en el fútbol. Con 29 partidos bajo su cinturón y 36 goles encajados, ha hecho más paradas que un autobús en hora punta. Pero sus lágrimas, cual catarata del Niágara, en el Clásico del domingo pasado hicieron que el FC Barcelona le ofreciera una renovación por dos años. Y no es para menos: ¿quién no querría en su equipo a un portero que organiza shows lacrimógenos al final del partido?

El bueno de Szczesny confesó, en una sorprendente entrevista a medios polacos, que decidir su futuro es tan complicado como entender un fuera de juego. «Mi esposa decide en casa y yo en el campo», aclaró, mientras se preguntaba si su verdadero destino está en los greens del golf. A lo Tiger Woods pero con guantes, Szczesny aún no sabe si conducirá muros de ladrillo o carritos de golf el próximo año.

En cuanto al rendimiento del Barcelona, nuestro portero ha explicado que este equipo es tan bueno que seguramente juega con dos Bolas de Dragón en cada bolsillo. Sin embargo, hay un rival al que Szczesny no puede dejar de mencionar: el incompatible con la modestia Kylian Mbappé, quien marcó más goles que un sacapuntas al examinar a un lapicero. El polaco, como un filósofo moderno, reflexiona sobre la vida, las lágrimas y las veces que ha sido fusilado por Mbappé. ¡Ah, la vida del portero, siempre una tragicomedia!