Un partido de película, casi de ciencia ficción…

En el súperclásico galáctico, Kylian Mbappé parecía más rápido que el Correcaminos con un Red Bull tras marcar dos goles en un periquete. Un inicio que dejó a los hinchas del Real Madrid casi bailando como si estuvieran en un festival de música trance, con el Montjuic vibrando más que una lavadora en centrifugado.

Pero como un héroe desconocido salido de un cómic, Eric García decidió que era su momento de salvar al mundo (o al menos al partido) y, con un meneo de balón digno de un episodio de Dragon Ball, hizo que el Barça volviera al juego. Lamine, Rafinha -que por cierto, empezó a duplicarse cual fotocopiadora- y Fermín se encargaron de seguir haciendo que los goles llovieran como confeti en una fiesta de cumpleaños.

En la cabina del espectáculo radiofónico, voces se entrelazaban más que los cables de unos auriculares guardados en un bolsillo. Raul Varela y Rulo Fuentes sacaban chispas al micro, con detalles tan precisos que algún marciano podría haber seguido el partido desde la Luna. Mientras, el banquillo del comentario tenía más personajes que una serie de Netflix, con Pérez Burrull asegurándose de que en esta comedia futbolística ni el mínimo detalle pasara desapercibido.