El enredo del cambio: ¡vaya lío en Montjuic!…
Amantes del fútbol y del teatro del absurdo, pasen y vean la última comedia real-madrileña. Vinícius, como si fuese el Hamlet de los terrenos de juego, entró en un dilema existencial digno de una telenovela. Resulta que en pleno partido contra un equipo disfrazado de David frente a Goliat, el crack brasileño pensó que su tobillo era un imán para las desgracias y pidió el cambio. ¡Pero, oh sorpresa! Cuando su compañero Endrick estaba a punto de convertirse en el héroe de la noche, Vinícius se dio cuenta de que todavía podía bailar un samba o dos sobre el césped y mandó parar los caballos –literalmente.
En la escena II del drama, aparece el formidable Valverde, cual Hércules moderno, sin comprender el galimatías de cambios dignos de una película de Tarantino. Mientras tanto, Ancelotti y su equipo técnico se quedaban de una pieza, intentando descifrar el enigma sin final feliz a la vista. Endrick se quedó con más expectativas que un niño esperando a los Reyes Magos, con su mono de trabajo puesto pero sin la oportunidad de engrandecer su historia en el campo de batalla.
La cosa no quedó ahí. El ritmo televisivo continuó con el inesperado tercer acto. En el minuto 84, en un movimiento digno de un intrépido director de orquesta, Ancelotti cambió el libreto: Valverde se convirtió en lateral derecho y el plan de ataque se multiplicó como panes y peces. Pero justo cuando el clímax parece querer estabilizarse, el tobillo de Vinícius gritó «¡se acabó la función!», y finalmente nuestro héroe cojo cedió su turno a Víctor Muñoz. Cuentan que el tobillo de Vinícius ahora tiene su propio club de fans por el drama que ofreció al mundo.